miércoles, 16 de mayo de 2012

Tocando el cielo biker


A los que creemos en el más allá, nos gusta pensar que el cielo debe de ser una especie de concentrado de todas las cosas que nos hacen felices en el más acá, sin los inconvenientes. Y, claro, a los que nos apasiona el MTB seguro que nos esperan unas rutas de ensueño, unas bicis increíbles; y, por supuesto, todo eso sin pinchazos, pájaras, calambres, frío, calor, sed, caídas...: ¡disfrute puro y duro!

Esta tarde creo que me he aproximado a lo que puede ser el cielo biker. Han concurrido una serie de circunstancias que han hecho que mi salida de esta tarde haya sido algo muy especial. La primera y más importante circunstancia es que mis amigos de Biketown me dejaron un pepino de bici: una Niner Air 9 Carbon. Para más señas, las Niner son, como su propio nombre quiere indicar, bicicletas que solo llevan ruedas de 29 pulgadas, frente a las más extendidas que son las de 26. La bici que me dejaron es rígida (suspensión solo en la horquilla), con cuadro de carbono y dos platos. La segunda circunstancia que concurrió fue una tarde estupenda: un calorcito bastante soportable que se convertió en un fresquito muy agradable en cuanto me metí por las zonas de bosque del monte de El Pardo. Tercera circunstancia: ¡el campo está que se sale! Con las lluvias caídas y los calores, el campo ha estallado y es una auténtica maravilla. Cuarta circunstancia: he hecho uno de mis recorridos favoritos de "sube-baja" por el monte de El Pardo; lo llamo "recorrido marathon" porque son exactamente 42 kilómetros. Con todas estas circunstancias metidas en la coctelera, resultó una salida de las que hacen afición. Me voy a centrar en el pepino de bici que, ciertamente, era para mí -acostumbrado a bicis más modestas- la circunstancia más novedosa.

La bici que he llevado se corresponde muy bien con mi perfil de biker. Soy más subidor que bajador y más rodador que trialero; por ello, siempre he preferido las bicicletas rígidas. He podido comprobar que el cuadro de carbono (aparte de hacer una bici mucho más ligera) absorbe mejor los golpes que el de aluminio. Y las ruedas de 29 hacen que la bici vuele; en cuanto consigues darle inercia, la bici rueda con mucha más alegría. Además, la rueda te permite pasar por raíces y baches con más poderío que con las de 26; y por los bancos de arena con más estabilidad. Respecto a los dos platos (mi bici tiene tres), tengo que decir que son más exigentes, pero te fuerza a sacarle más partido a la bicicleta. 

Todas las circunstancias contribuyeron a que llegara a casa exultante. Quise compartir la emoción con mi mujer, pero en cuanto le dije lo que costaba la bici, me contestó con la lacónica ironía que utiliza (no lo puede remediar, es vasca) para zanjar los asuntos que cree tener claros: "Cariño, si bebes, no conduzcas". Seguiremos echando bonolotos.

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